domingo, 23 de mayo de 2010

José Saramago arremete contra Dios en "CAÍN", su último libro.



El Nóbel de Literatura, José Saramago, arremete contra el Dios cristiano del Antiguo Testamento en su último libro "Caín", haciendonos pensar en la inútil crueldad de su actuación frente al ser humano.
Empezando por el Génesis, con la expulsión de Adán y Eva del paraiso, tras probar la manzana de "su" famoso árbol, escribe: "Anunciado por el estruendo de un trueno, el Señor se hizo presente. Venía trajeado de manera diferente a la habitual, según lo que sería, tal vez, la nueva moda imperial del cielo, con una corona triple en la cabeza y empuñando el cetro como una cachiporra"
En cuanto al famoso sacrificio de Abraham de su hijo Isaac, Saramago escribe: "...el Señor no es persona de la que uno pueda fiarse ... el Señor ordenó a Abraham que le sacrificase al propio hijo, con la mayor simplicidad lo hizo, como quien pide un vaso de agua cuando tiene sed, lo que significa que era costumbre suya ... Lo lógico, lo natural, lo simplemente humano hubiera sido que Abraham mandara al Señor a la mierda, pero no fue así ... Es decir, además de ser tan hijo de puta como el Señor, Abraham era un refinado mentiroso ..."
Con respecto a la Torre de Babel, refiere: "... fue la torre de babel que el orgullo del Señor no permitió que terminásemos. La historia de los hombres es la historia de sus descontentos con Dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él".
Y así, Caín, el protagonista, recorre los escenarios más famosos del Antiguo Testamento para ponernos de manifiesto (con el refinado humor que caracteriza a Saramago) que "...Lucifer sabía bien lo que hacía cuando se rebeló contra Dios, hay quien dice que lo hizo por envidia y no es cierto, es que él conocía la maligna naturaleza del sujeto..."

Actualidad de "El árbol de la ciencia" (Pío Baroja).



"El árbol de la ciencia", de Pío Baroja, fue un libro de obligada lectura en Bachillerato para mi generación, a pesar de tratar de la angustia, de la amargura existencial. Fue publicado en 1.911 y, he vuelto a releerlo en esta semana, sorprendiéndome de la actualidad de algunas ideas de este gran escritor. Baroja hace una radiografía del Madrid burgués y proletario de finales del siglo XIX, y, al respecto, escribe: "El estudiante culto, aunque quisiera ver las cosas dentro de la realidad e intentara adquirir una idea clara de su país y del papel que representaba en el mundo, no podía. La acción de la cultura europea en España era realmente restringida y localizada en cuestiones técnicas; los periódicos daban una idea incompleta de todo; la tendencia general era hacer creer que lo grande de España podía ser pequeño fuera de ella, y al contrario, por una especie de mala fe internacional... España entera, y Madrid sobre todo, vivía en un ambiente de optimismo absurdo: todo lo español era lo mejor. ESA TENDENCIA NATURAL A LA MENTIRA, A LA ILUSIÓN DEL PAÍS POBRE QUE SE AISLA, CONTRIBUÍA AL ESTANCAMIENTO, A LA FOSILIZACIÓN DE LAS IDEAS."
¿Podemos encontrar la misma actualidad, en pleno siglo XXI, en las palabras escritas por Baroja en 1911? Solo hay que ver como estamos (o seguimos estando) y la imágen que tienen en Europa de España. Y es que la crisis de España, como siempre, más económica siempre ha sido cultural, propia de nuestra propia idiosincrasia, o como diría Baroja "...por esa simpatía y respeto que ha habido siempre en España por lo inútil"
(dedicado a Belén Esteban y los programas del corazón).