lunes, 7 de diciembre de 2009

ES CIVILIZADO EL QUE SABE RECONOCER PLENAMENTE LA HUMANIDAD DE LOS OTROS.


Los conflictos mundiales actuales son básicamente de naturaleza civilizatoria o cultural. Esto quiere decir que esos conflictos tienen su origen en diferencias religiosas. La religión es la principal característica identitaria de las civilizaciones, es la más profunda diferencia entre los pueblos. En consecuencia, en la actualidad son las guerras religiosas las que representan el mayor peligro, y, para los occidentales el centro de esta amenaza es el islam.
Algunas veces se ha comparado a los islamistas con los comunistas de los tiempos en que todavía no habían tomado el poder. Como los comunistas, los islamistas condenan la injusticia social que reina en sus paises, la corrupción y la arrogancia de los ricos, y se declaran defensores de los pobres y de los sometidos. A la manera de los bolcheviques, se consideran una vanguardia (en este caso no de la clase obrera, sino de la comunidad religiosa, porque los musulmanes han ocupado el lugar de los proletarios), y como ellos, practican el internacionalismo: la unidad ideológica es más importante que la diversidad de los paises de origen. Creen también en la necesidad de la revolución permanente hasta la victoria final.
No obstante, también existen diferencias. La principal es que el comunismo niega a Dios y la religión, y el islamismo los venera, y por eso combate con fuerza el comunismo cuando se presenta la ocasión, como en Afganistán en los 80. De todas formas no debemos olvidar que el comunismo es en sí una religión política.
Experimentos realizados por psicólogos muestran que los seres humanos tienden a responder a las agresiones mediante otra de nivel superior, porque el mal que sufren les parece siempre mayor que el que infligen. De la misma manera, una democracia pasa inevitablemente a ser una dictadura cuando pretende conquistar los demás paises para imponerles sus generosos principios. La Revolución Francesa fue la dictadura de Napoleón; en la actualidad EE.UU. pretende llevar valores democráticos a los pueblos de Oriente Medio ocupando y sometiendo a sus paises, los cuales ya sólo ven un pretexto basado en control de sus recursos petrolíferos o de sus bases militares. Y no olvidemos que bombardear a un pueblo, matar a miles de personas y realizar torturas no son métodos de exportar los llamados "valores occidentales", quedando en entredicho nuestro propio sistema. El derecho a la injerencia militar que se han arrogado determinadas potencias occidentales no sólo no tienen más fundamento que la fuerza, sino que amenaza con que los ideales defendidos por los occidentales (libertad, igualdad, laicidad y derechos del hombre) se consideren un camuflaje cómodo de su voluntad de poder, y por lo tanto con desacreditarlos. Si los políticos occidentales quieren que estos ideales sigan en vigor, deben empezar con retirar sus tropas de Irak y Afganistán y ayudar a que se instaure un Estado palestino viable. Para que la población musulmana de estos paises pueda volcar su atención en las causas internas de sus fracasos es preciso eliminar las causas externas más evidentes, aquellas de las que Occidente es responsable. Para escapar de actos bárbaros de espantosa magnitud nuesta mejor baza consiste en liberarnos del miedo, en el caso de Occidente, y del resentimiento, en el caso de Oriente.

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